miércoles, 7 de febrero de 2018

¡HABLEMOS DE LIBERTAD ECONÓMICA!

 (Olvídese de misiones, bonos de carnaval y semejantes)


Según el informe del centro de investigación política The Heritage Foundation, Venezuela ocupa el último lugar en cuanto a libertad económica entre los países de Latinoamerica y el penúltimo lugar en todo el mundo (puesto 179), superado por Cuba (puesto 178) y solo por encima de Korea del Norte (puesto 180).

 

¿Pero a que nos referimos con "Libertad económica"?

No es más que la capacidad de prosperar a través del ejercicio libre de la actividad económica, sin la interferencia del estado, y contamos con algunos parámetros para determinar si existe o no, estos son: derechos de propiedad, estado de derecho, libre comercio, gobierno limitado por la constitución y moneda sólida; estas son las garantías que generan el aumento de la economía, la oportunidad y la prosperidad.
 
En países como el nuestro, tan golpeados por los años de intervención, políticas de distorsión del mercado y expropiaciones, es señalable y reprochable el declive económico, pero para nada sorprendente. 
 
Todas las medidas económicas aplicadas por el Estado Venezolano, han contribuido además al aumento de oportunidades para la corrupción, las actividades del mercado negro y la proliferación de dudosas relaciones entre funcionarios y el crimen organizado.


 
¿Cuales deben ser entonces nuestras exigencias? 

Leí por ahí "Si usted es pobre, usted no tiene libertad. Elegir a un político no lo hace a usted libre", quiere decir que nuestra lucha debe ir enmarcada en la necesidad de un cambio de sistema, más allá del cambio de persona que ocupe la silla presidencial (y el resto de las sillas)... Queremos normas claras y bien definidas en cuanto a derechos de propiedad, estado de derecho, libre comercio, gobierno con límites y una moneda sólida, en un estado que defienda estos principios, hay menos pobreza, más empleos, calidad de vida y mejor sociedad. 

El rescate de Venezuela va absolutamente de la mano con la exigencia de libertad económica, es nuestra responsabilidad ser multiplicadores de estas ideas para transformarnos en ciudadanos que nunca volverán a ser engañados por líderes populistas y pretensiones totalitaristas.


lunes, 22 de enero de 2018

Así, enmarcado en una parada de autobús, se demuestra como triunfa el socialismo.

(Desahogos y reflexiones durante el paro de transporte)

Salí de mi casa con cierta carga de irritación ante la noticia del paro de transporte, sin embargo eche a un lado la resignación y me dirigí hacia la parada de autobús convencida de que lograría llegar a mi destino.  Los locales en la avenida estaban cerrados, había mucha gente caminando y los medios de transporte que logre visualizar eran pickups, camiones 350 y, para brindarme la dosis de indignación del día de hoy: convoys de la GNB (ya había visto fotos y videos de la guardia movilizando gente, pero una cosa es que te lo cuenten y otra es que vivas la experiencia). Sumergida en la negación, me repetía incansablemente “no me voy a subir en esa vaina”, mientras tanto una niña se sentaba a mi lado y en intención de advertirle sobre el paro de transporte, le pregunte:


-¿Vas a esperar bus? 

-No, voy a descansar un momento. Yo vengo caminando desde Barrio La Luz.

-¡¿De pana?!, ¿A dónde vas?.

-A la 190. (Desde Barrio La Luz, hasta la Av.190 de Naguanagua, son 4.5km)

-Bueno ya vas a llegar, ¿vives ahí?

-No, voy a buscar comida para mis hermanitos. (Es decir, ida y vuelta son 9km en total, sin agua, en un notable estado de desnutrición)


Le seguí haciendo preguntas, me dijo que tenía 12 años, era la mayor de 5 hermanitos, su mamá estaba trabajando y no conocía a su papá. Mientras conversaba con ella pude notar que los niños de ahora no tienen la mirada como los niños con los que compartí en mi infancia, tienen los ojos tristes y cansados. Quería hacerle muchas preguntas, pero asumí que quería descansar y la deje tranquila, a los 5 minutos se levanto, se despido de mi y siguió caminando.


En la parada también estaba una señora bastante mayor, digamos unos 70 años de edad, también  le pregunte si estaba esperando bus y me dijo que tenía una hora y media esperando, estaba bastante angustiada porque no sabía cómo iba a llegar a su casa en Paseo Cabriales pues no podía subirse a los convoy (tarea obviamente complicada para una persona de tan avanzada edad).
Así,  enmarcado en una parada de autobús, se demuestra como triunfa el socialismo y aquellos que ofrecían igualdad: igualando a tres mujeres de distintas generaciones ante la dificultad de movilizarse libremente.


Luego de una hora en la parada, no me quedo más que regresarme a mi casa, donde llore de impotencia, de rabia, pero no por el tiempo que perdí, ni por la imposibilidad de llegar a mi destino, sino por la indignación ante la miseria que ahoga a mi país, por lo injusto y calamitoso que puede ser el día de un niño venezolano, alejado de las aulas de clase y de los juegos;  por lo injusto y calamitoso que puede ser el día de un abuelito venezolano, privado del descanso y la tranquilidad.  Me seque las lagrimas, respire profundo y empecé a escribir esto, porque es mejor sacarlo todo en unos cuantos párrafos, limpiar el alma y despejar la mente para producir las buenas ideas, para pensar en las soluciones y para llenarnos de valentía, porque sin lugar a dudas se necesita mucha valentía en este país, que a veces parece que te exilia, pero a veces también grita lo mucho que te necesita para levantarse, alcanzar la libertad  y prosperar.