miércoles, 27 de mayo de 2015

¿A quién concierne la lucha universitaria? 




Hablemos de nuestra autónoma Universidad de Carabobo, 7 facultades, 5.760 profesores, 3.372 administrativos, 1.367 Obreros, 65.000 estudiantes. Todos conviviendo día a día en una cíclica retroalimentación que no se limita solo al aula de clase, se extiende por los pasillos, las áreas comunes, el comedor, el campo deportivo, el transporte y pasa más allá del emblemático Arco, hasta llegar a los hogares de cada uno de estos individuos. 

Recuerdo que cuando inicie mi vida universitaria, estaba llena de expectativas, hambrienta de conocimiento, cargada de propuestas que ofrecer, pues en mi mente, para eso era la universidad, quedaba a un lado la enseñanza cuadriculada del bachillerato para dar espacio al debate y la formación de nuevas ideas. Añoraba el compartir artístico, cientifico y deportivo que este nuevo entorno tenia para mí.

No tarde en notar que mi anhelada universidad padecía de ciertos males, y luego de muchas preguntas y no tantas respuestas, comprendí que ésta no era más que un reflejo del país en el que está ubicada, por lo tanto, mi universidad tenía problemas en el comedor, el transporte, las becas estudiantiles, el salario de los profesores, empleados y obreros, la infraestructura, la inseguridad  y pare de contar. Decidí entonces entrar en el mundo de la política estudiantil y desde ahí aportar mi grano de arena, luchando por las reivindicaciones pertinentes y atacando primeramente el problema que más me preocupaba (y me sigue preocupando), LA DESIDIA, esa nefasta dejadez que invade  el espíritu de la comunidad “UCISTA”.  Ahora bien, retomando la idea de que la universidad es el reflejo del país (y viceversa), ¿no es acaso este el día a día del venezolano?  ¿No nos abruma de vez en cuando la apatía? (hablando con la mayor sinceridad posible).

Tiendo a refutar en muchas ocasiones el discurso de algunos dirigentes estudiantiles que señalan a la comunidad “UCISTA” de “ignorantes” de la crítica situación presupuestaria, ¿acaso los estudiantes no padecemos el mal estado del transporte, el funcionamiento a duras penas del comedor y las practicas mediocres por la situación crítica de los laboratorios? (nombrando algunos ejemplos específicos), el estudiante conoce cuál es la realidad, lo que sucede es que se ha acostumbrado a ella, ¡ese es el problema!. Además de las dificultades que afectan a los estudiantes, tenemos la situación nefasta en que se encuentran nuestros profesores, obreros y administrativos, muchos de los cuales ganan un salario menor al sueldo mínimo.

Nos hemos percatado de cómo el gobierno muy inteligentemente se encargó de dividirnos, haciendo desviar la mirada hacia la punta del iceberg (el tema salarial), apartando a los estudiantes de la lucha, pues a ellos “no les corresponde”…Cuando en realidad, el tema de fondo es mucho mayor. ¡Nuestras universidades autónomas están en grave peligro!  Y el colapso está siendo dosificado.

Luego de todo este desahogo de sentimientos y realidades, respondamos a la pregunta central: ¿A quién concierne la lucha universitaria?... [Pues ¡A TODOS!].  A los muchachos que aún no han entrado a la UC, a los nuevos, a los viejos, a los egresados, a los profesores, a los obreros, a los empleados, a la madre que recibe al hijo después de clase, al padre que trabaja duro para poder comprar los costosos libros, a los abuelos que sueñan con ver la graduación de sus nietos, y un largo ETC.  La universidad  se debe a la sociedad y viceversa, es nuestra obligación defender el templo donde se crecen las mentes que impulsaran al país, hoy más que nunca todos recibimos el título de “UCISTA”, hay que llevarlo con orgullo y ante la situación de penumbra en que se encuentra Venezuela, es preciso seguir siendo “luz de una tierra inmortal”.


Albany Colmenares