Así, enmarcado en una parada de autobús, se demuestra como triunfa el socialismo.
(Desahogos y reflexiones durante el paro de transporte)
Salí de mi casa con cierta carga de irritación ante la
noticia del paro de transporte, sin embargo eche a un lado la resignación y me dirigí
hacia la parada de autobús convencida de que lograría llegar a mi destino. Los locales en la avenida estaban cerrados, había
mucha gente caminando y los medios de transporte que logre visualizar eran
pickups, camiones 350 y, para brindarme la dosis de indignación del día de hoy:
convoys de la GNB (ya había visto fotos y videos de la guardia movilizando
gente, pero una cosa es que te lo cuenten y otra es que vivas la experiencia). Sumergida
en la negación, me repetía incansablemente “no me voy a subir en esa vaina”,
mientras tanto una niña se sentaba a mi lado y en intención de advertirle sobre
el paro de transporte, le pregunte:
-¿Vas a esperar bus?
-No, voy a descansar un momento. Yo vengo caminando desde
Barrio La Luz.
-¡¿De pana?!, ¿A dónde vas?.
-A la 190. (Desde Barrio La Luz, hasta la Av.190 de
Naguanagua, son 4.5km)
-Bueno ya vas a llegar, ¿vives ahí?
-No, voy a buscar comida para mis hermanitos. (Es decir, ida
y vuelta son 9km en total, sin agua, en un notable estado de desnutrición)
Le seguí haciendo preguntas, me dijo que tenía 12 años, era
la mayor de 5 hermanitos, su mamá estaba trabajando y no conocía a su papá. Mientras
conversaba con ella pude notar que los niños de ahora no tienen la mirada como
los niños con los que compartí en mi infancia, tienen los ojos tristes y
cansados. Quería hacerle muchas preguntas, pero asumí que quería descansar y la
deje tranquila, a los 5 minutos se levanto, se despido de mi y siguió
caminando.
En la parada también estaba una señora bastante mayor,
digamos unos 70 años de edad, también le
pregunte si estaba esperando bus y me dijo que tenía una hora y media esperando,
estaba bastante angustiada porque no sabía cómo iba a llegar a su casa en Paseo
Cabriales pues no podía subirse a los convoy (tarea obviamente complicada para
una persona de tan avanzada edad).
Así, enmarcado en una
parada de autobús, se demuestra como triunfa el socialismo y aquellos que
ofrecían igualdad: igualando a tres mujeres de distintas generaciones ante la
dificultad de movilizarse libremente.
Luego de una hora en la parada, no me quedo más que
regresarme a mi casa, donde llore de impotencia, de rabia, pero no por el
tiempo que perdí, ni por la imposibilidad de llegar a mi destino, sino por la indignación
ante la miseria que ahoga a mi país, por lo injusto y calamitoso que puede ser
el día de un niño venezolano, alejado de las aulas de clase y de los juegos; por lo injusto y calamitoso que puede ser el día
de un abuelito venezolano, privado del descanso y la tranquilidad. Me seque las lagrimas, respire profundo y empecé
a escribir esto, porque es mejor sacarlo todo en unos cuantos párrafos, limpiar
el alma y despejar la mente para producir las buenas ideas, para pensar en las
soluciones y para llenarnos de valentía, porque sin lugar a dudas se necesita
mucha valentía en este país, que a veces parece que te exilia, pero a veces también
grita lo mucho que te necesita para levantarse, alcanzar la libertad y prosperar.